Ayer domingo, fuimos a estirar las piernas a Aralar.
La sierra de Aralar, a medio camino entre San Sebastián y Pamplona, es el sitio ideal para sentir la naturaleza en todo su esplendor. A mí, particularmente, lo que más me gusta son los bosques y sus caminos. Caminos que aparecen en todos los lugares y parten en todas direcciones, permitiendo que cada visita resulte una nueva experiencia, y cada recodo del camino un nuevo descubrimiento.
Si en cualquier época del año Aralar merece una visita, es ahora, en otoño, cuando la increible paleta cromática de las hojas nos ofrece unas postales irrepetibles.
Es esta, también, época de recolectores de setas. Yo no entiendo y no me gusta esta práctica, pero se los ve muy entretenidos deambulando por el bosque.
Existen numerosos lugares donde comer en la zona, en Lekunberri, Baraibar… etc. y con buena calidad. No se puede dejar de comer unas alubias completas, a partir de esta época entran de maravilla.
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