El pasado jueves comía yo en casa de mi madre unas riquísimas vainas. Mi madre que ya había comido, me acompañaba leyendo el diario.
– Mira, Peio Ruiz Cabestany va a hacer el Camino de Santiago y luego publicará las fotos en su web.
Leyó mi madre. Ella sabe que a mí me gusta mucho el tema del camino, que lo he hecho varias veces y que, también he publicado las fotos en alguna de las muchas webs en las que enredo.
– Pues vaya noticia! continuó ella, un poco desconcertada… Oupsss!! – saltando a la noticia de al lado – Mira lo que dice aquí: «Sorprendido manteniendo relaciones sexuales con un caballo» Amatxo maitia!!!
Unos segundos de silencio evidenciaban el esfuerzo mental por imaginar la mecánica del planteamiento. Mejor no pensar.
– ¡En fin! ¡Cualquier cosa, chico! Concluyó, mientras cerraba el periódico y lo dejaba en la mesa para dirigirse al fregadero y limpiar los últimos cacharros de la comida.
Yo, ocupado como estaba en hacer justicia a aquellas vainas, no hice comentario alguno, pero no pude dejar de pensar en el diferente rasero que los medios aplican para hacer de un hecho algo noticiable o no. A Cabestany le basta con irse todo noviembre de peregrinaje (esto lo digo con mucha envidia) para que todos lo sepamos. Otros tienen que hacer cosas rarísimas para ocupar un espacio en las noticias diarias. Ventajas del famoseo.
Mi única duda, ¿hasta que punto se ha respetado el derecho a la intimidad del caballo? ¿o sería yegua?
Mejor no pensar.