Festivales de mirones

Me van a perdonar mis convecinos, pero yo, a esto del festival de cine no le veo la gracia por ningún lado. Nunca se la he visto.

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Por lo que tengo entendido, las películas que se presentan no es que sean nada del otro jueves. En algún caso, incluso, se presentan en el festival al mismo tiempo que se están estrenando en todas partes. (Osea que te da igual verlo en el Kursaal que en un raído cine de pueblo). Sí, ya sé, siempre nos quedan los interesantes ciclos de cine afgano y estas cosas…

¿Dónde está entonces la gracia del tema? Ah!, es que vienen «famosos». Y aquí entramos en el capítulo de la mitomanía.

Sinceramente, puedo entender que un grupo de quinceañeras (bueno bastantes veinte y treinta-añeras también) se vuelvan locas con la llegada de Brad Pitt, pero no que la ciudad entera lo haga. O que la tontería llegue tan lejos como que la gente se pone histérica con la aparición de cualquier secundario de cualquier teleserie barata.

El espectáculo de la gente a la entrada del Kursaal es una pasada. La tontería y el famoseillo de las inmediaciones del Maria Cristina, infumable. A mi me da un poco de pena. Pero es una actitud que se encuadra muy bien en Donostia. Somos, lo queramos o no, unos mirones y unos mitómanos. autografo2

¡Ay! El colmo es un grupo de gente en Donostia que está promoviendo la candidatura de Bruce Springsteen para el tambor de oro. ¿Con qué meritos, se preguntarán Vds.? Hasta donde yo sé, haber venido varias veces y haber declarado que estaba muy a gusto en el Maria Cristina y cenando en Arzak.

Nos ha jodido! El tambor de oro no, que le den el Nobel, por listo!

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