A lo tonto, han pasado 16 años desde mi última visita a Japón. Pero veo que las cosas han cambiado poco. Encuentro lugares en los que parece que estuve ayer, el auditorio de Ikebukuro, el hotel Metropolitan, Asakusa,….
Y además, me encuentro con mi viejo amigo Sakai. Juntos, junto a Laura, nos despachamos una cena en un «chiringuito» japonés. Recordamos batallitas, conciertos, anécdotas… Y nos emocionamos ambos al recordar momentos tan intensos de nuestro pasado.
Él está igual que siempre. Calmado, con esa mirada mezcla de paciencia y sabiduria. Me confiesa que pronto va a volver a casarse, y que tiene intencion de ir a San Sebastián. Allí mismo, delante de una biru enorme, se lo hago prometer.
Tras la cena, nos despedimos, y unas lágrimas asoman de sus rasgados ojos. Espero no vuelvan a pasar dieciseis años sin verte, amigo.